Los mejores productos de la Madre Naturaleza: ESPINA DORADA, Mezcal.

Nuestro Mezcal....

Espina Dorada, Matatlán 

Matriz Espina Dorada: 

Camino a la presa N° 3, Santiago Matatlan Tlac. Oax.

Destileria Espina Dorada:

Trayecto Oaxaca Mitla, carretera ent. Km. 18.5 San Francisco. La Chigoló Tlac. Oax.

Expendio: Carretera int. Km. 47.5, Santiago Matatlán. Tlac. Oax.

Distribuidor Autorizado:

 Ciudad de México, Tlalpan.  

Contacto:   55 4816 5726, 5574975798

Distinción...

Su cuna geográfica, la tierra de Matatlán, semiseca donde se unen la Sierra Madre del Sur y la sierra Madre Oriental. Es un lugar de amplios cielos azules, donde el clima es la clave para entender la personalidad del mezcal, la bebida con más carácter en México, Matatlán, en náhuatl quiere decir: “Junto a, o entre, las redes”, y pertenece al distrito de Tlacolula, Oaxaca, su cuna espiritual.

El buen catador aprecia el mezcal, su sabor, cuerpo, aroma y particularmente su proceso de producción enteramente natural, alejado de las sofisticaciones tecnológicas y químicas. No se usan agroquímicos sino la sabiduría de los viejos que dicen que hay que sembrar y cosechar maíz y garbanzo entre los magueyes, para enriquecer naturalmente la tierra.

Su preparación se da a lo largo de 7 años que tarda en madurar el agave Espadín Azul que lo produce. El maguey que lo concentra, dura más de mil quinientos días y noches bajo el sol, laluna y las estrellas, sin más cobija que el rocío de la noche, pero con la siempre bendición de las lluvias de julio. 

 ¡Que laboratorio más esplendido, exacto y genuino 

que la naturaleza! 

Por eso el Mezcal ESPINA DORADA® es una bebida con carácter, con toda la energía de las montañas sureñas. Para darle el sabor que ameritan las mejores bebidas del mundo, se deja en barricas de roble por 2 años o más. Para obtener un reposado bastan tan solo 6 meses.

Sabor...

Para darle el sabor que ameritan las mejores bebidas del mundo, lo dejamos en barricas de roble por 2 años o más. Para obtener un reposado bastan 6 meses.

Saborear el mezcal requiere al menos tres pasos, desde luego bebiéndolo solo, sin mezclar, para aproximarse lo más posible a su estado ideal de pureza. 

"El primer trago es para destacar la atmósfera de la bebida".

El primer paso debe sentirse en la lengua, para enseguida inundar el paladar y el sentido del olfato, ambos deben de permitir captar ese sabor a tierra y a humo, a la tierra mineral de Matatlán y al aire vegetal del agave. 

El segundo paso es dejar que resbale por la garganta, para sentir su cuerpo, el cual despierta las sensaciones que produce una bebida con ese carácter regio que lo identifica. En ese momento el sabor debe esparcir, es decir, cubrir toda la gama de sensaciones, sabores y regustos en el paladar, dejándolo ansioso y dispuesto. 

El tercer paso es sentirlo caer en el estómago. Un cálido agasajo que acicala el ánimo, atemperando y haciendo más noble lo noble. Por eso bien dicho el dicho de Matatlán.

 “Para todo mal, mezcal y para todo bien, también y si no hay remedio pues litro y medio".

Tradición...

Una vez cosechadas las piñas de maguey, sin ningún proceso industrial, sino artesanal, se cuecen en un horno subterráneo, donde en el fondo se colocan piedras y fuego alimentado con leña. Encima se acomodan las piñas y luego se cubre el horno con petates y tierra dejándose en las entrañas de la tierra por 5 días para su correcta cocción, luego de la cual el maguey adquiere un color acaramelado y de sabor dulzón. 

Una vez que se enfría, se tritura con la ayuda de una noria rustica, tirada por una mula, el bagazo, la pulpa y el jugo se juntan para llevarlos a unas tinas de fermentación natural, donde el proceso exige una semana o más, dependiendo del clima que haya en ese momento.

Otra vez la naturaleza trabajando para el mezcal. Con este caldo puesto a punto, al que se llama “tepache” se pasa a destilar al alambique calentado por leña, repitiéndose el proceso para ganarle cuerpo al mezcal, cuya doble destilación lo hace respirar y definir su carácter. Posteriormente se envasa a su sabor.Este es su secreto…. 

Si bien a de recordarse que en Matitlán la tradición dicta que la primera y la última gota de la copa, no pertenece a la persona, sino a Padre Dios y a la Madre Tierra y a ellos se debe dedicar. 

 ¡Salud!

BEBER EL MEZCAL, ES SABOREAR LA ESENCIA DE OAXACA.... 

Beber mezcal, es saborear la esencia de Oaxaca, porque se trata de una bebida mística a diferencia de otros licores, tomarlo conlleva una filosofía de respeto a las tradiciones culturales de nuestros pueblos.Son diversos los rituales donde el mezcal es protagonista, desde el momento del nacimiento hasta el final de los días. 

“Desde que el nacimiento hasta la muerte, se toma mezcal… Tengo recuerdos de mi niñez: haber visto a la gente que cuando se conocía tomaba mezcal en canutos de carrizo”, ha dicho Plácido Hernández, empresario mezcalero, al considerar que en Oaxaca el mezcal simboliza el principio y el fin de los ciclos de la vida. 

Desde su tradición y perspectiva, el productor mezcalero señala que es necesario saborear el mezcal despacio y en armonía, como debe saborearse la vida, la familia y a los amigos. “Esa es la filosofía del mezcal, porque es una bebida de respeto y tradición que viene desde nuestros antepasados, de lo más entrañable de nuestras raíces culturales, también es costumbre derramar mezcal en el suelo para la madre tierra y el padre celestial”. 

Don Placido Hernández propietario de “Mezcal Espina Dorada” señala que la preparación del mezcal se da a lo largo de 7 años, que es el tiempo que tarda en madurar el agave Espadín Azul que lo produce; el maguey que lo concentra dura más de tres mil días tres mil noches bajo el sol, la luna y las estrellas, sin más cobija que el rocío de la noche, pero con la siempre bendición de las lluvias de julio y para darle al mezcal el sabor que amerita las mejores bebidas del mundo, lo dejan en barricas de roble por 2 años o más, aunque para obtener un reposado solo bastan seis meses.